EL
CAPITAL SIGUE SIENDO EL REY
Por: Paul Krugman | 08 de
abril de 2014
Acabo de terminar un borrador de una larga reseña del nuevo
libro de Thomas Piketty, Capital in
the Twenty-First Century [El capital
en el siglo XXI], en el que el economista francés sostiene que estamos
volviendo hacia el “capitalismo patrimonial”, dominado por la riqueza heredada.
Es un libro extraordinario; entre otras cosas, realiza un trabajo fantástico al
integrar el crecimiento económico, la distribución de la renta de los factores
(entre el capital y el trabajo) y la distribución individual de la renta en un
marco común.
Sin embargo, un ligero defecto del libro es que el gran marco de Piketty no
explica bien la explosión de la desigualdad de las rentas en EE UU, que hasta
ahora se ha debido principalmente a las rentas salariales en vez de al capital.
Piketty lo aborda, pero es una especie de digresión de la historia principal.
Da igual; sigue siendo una obra maestra.
Pero he estado pensando en ello bastante, y algo que me llama la atención es el
increíble punto hasta el cual el conservadurismo estadounidense en 2014 parece
consistir en defender y promover el capitalismo patrimonial, aunque todavía no
hayamos llegado a eso.
Hagan memoria y piensen en el Gobierno de George
W. Bush, cuyo principal tema económico era el mensaje de la “sociedad de la propiedad”, que lo que en realidad afirmaba es que no eres un estadounidense de
pura cepa, independientemente de lo mucho que trabajes, si no tienes muchos
bienes. Piensen en el famoso tuit del Día del Trabajo de 2012 de Eric Cantor en
el que el presidente de la mayoría republicana de la Cámara de Representantes
aprovechó la ocasión para rendir homenaje a los propietarios de empresas, en vez de a los trabajadores. Más recientemente, Mike Konczal del
Instituto Roosevelt ha señalado que, a pesar de las
afirmaciones de que el Tea Party representa de alguna manera una rebelión
contra la hegemonía en las empresas del Partido Republicano, el programa del
Tea Party coincide casi totalmente con los objetivos de Wall Street.
Ah, y no olvidemos la larga cruzada contra el
impuesto de sucesiones
En resumidas cuentas, el Partido Republicano es
cada vez más un partido que, sistemáticamente, y sin duda reflexivamente, apoya
los intereses del capital en vez de los del trabajo.
Pero ¿por qué?
Bueno, una cosa que podrían tener en cuenta es
que el partido está respondiendo a un cambio en la sociedad, porque ¿no son los
estadounidenses cada vez más propietarios de bienes, por ejemplo, mediante sus
cuentas de jubilación?
Y la respuesta es que no. De hecho, la concentración de la
renta del capital en pocas manos ha aumentado claramente. Escondidos en lo más
profundo de un informe de la Oficina Presupuestaria del Congreso sobre las
tendencias en la distribución de la renta en EE UU hay datos sobre la concentración de distintos tipos de renta.
Lo que observamos es que, hoy día, la mitad del espectro político tiene más
respeto al capital que al trabajo, en una época en la que la renta del capital
aumenta y está cada vez más concentrada en pocas manos, y no hay duda de que va
a concentrarse en gran medida en manos de gente que heredó su riqueza.
Curioso, ¿no?
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